domingo, 3 de febrero de 2008

Seis semanas, seis domingos

O cinco, porque al que haga seis lo llamamos "De Ramos". Solo seis semanas para ese amanecer que nos hace pellizcarnos para convencernos de que no soñamos, que ese sol es el mismo que atraviesa los ojos cuando, tras el antifaz, la luz de la calle nos inunda indicandonos el camino al templo.

Domigo a domingo, entre besamanos, cultos, cabildos, papeletas, sueños, ensayos, emociones y nervios, nos acercaran al nacimiento de la vida misma, a la renovación de la fe, y al instante de la dicha compartida.

¿Vamos a seguir perdiendo el tiempo en trivialidades? No traicionemos la fe y la tradicion de nuestros mayores llevandola por caminos de tierra de nadie. EL horizonte de la cuaresma ya se divisa. Bendito Sea el Señor que nos permite volver a vivirlo.