domingo, 17 de febrero de 2008

17

Ya queda menos de un mes para el Domingo de Ramos. Dentro de cuatro domingos nacerá la Luz, y un día 17, como hoy pero de marzo, ya será Lunes Santo, y tendremos en el cuerpo y el alma la dicha inexplicable de haber vivido otro Domingo de Ramos

Este post quiere servir de aviso serio a San Pedro. Tome ud. buena nota de lo que NO debe ser un Domingo de Ramos, ni un Lunes Santo, ni "ná de ná". Este gris lluvioso ya puede irse borrando de la cita.

Como decía, un día 17, como hoy pero de marzo, será Lunes Santo. No me negarán que es un día
especialmente intenso, por lo vivido el día anterior, y por la satisfacción de todo lo que nos queda por delante

Además este año una nueva cofradía buscará las centricas calles de la carrera oficial, en primer lugar. Y nada menos que viniendo desde el Polígono de San Pablo. Temprano, lejos, pero con el calor de los suyos y de Sevilla, eso seguro.

El Lunes Santo puede escalonarse estupendamente para disfrutar tranquilamente de la belleza del día a plena luz del sol, y perderse luego en la atardecida preciosa de las calles proximas a la carrera oficial. Hay un tiempo para acompañar a la ida a los nazarenos que vienen proclamando a sus imagenes desde Santa Genoveva o San Gonzalo. Hay un tiempo para ver el andar hermoso del Misterio de la Redención. Otra luz nos acompañará en el Arenal, con la hermandad de las Aguas. Se perderá la tarde entre San Vicente y la calle Jesús. Y la noche será nuestra para el mas bello Museo

Aunque uno tiene su corazoncito prendido en San Andrés. La proxima semana ya se darán las papeletas de sitio que permiten acompañar al Traslado al Sepulcro. Hay una cruz que me aguarda entre los muros de la parroquia para cargarla tras el Cristo de la Caridad cuando aun el sol está en lo alto, e inunda los muros del templo cuando se abren las puertas mientras suena Christus Factus Est desde infantiles voces.

Por delante, pocas horas para un veraz testimonio de silencio con una cadencia presurosa, que depara la sobrecogedora estampa de nuestro misterio, detenido entre los muros catedralicios, o avanzando, cerrada la noche, entre una nube de incienso por el Salvador o por Cuna.

Un silencio compartido, una mano inerte, y un Evangelio vivo proclamado desde una campana que tañe a muerte, pero que sabe de la vida que le cuenta esa rosa que surge poderosa entre los lirios del paso bajo la mano del Señor

No te lo pierdas. Dentro de un mes podras vivir el Lunes Santo. Si puedes, no faltes al encuentro con la Hermandad de Santa Marta.