
Los pasos que se montan en los templos nos sirven de reloj de arena, de cuentas de rosario que fabrican los equipos de priostia, de pregón de plata, bordados y parihuelas.
Esto es solo el principio, la belleza ira tomando forma definitiva, y se hará sagrada en torno al Titular.
Porque nos gusta sentir esta inmediatez de tantas sensaciones, y sabemos que estos armazones se levantan poco a poco, para hacerse centro de la fe y de nuestros recuerdos, esos que nos van diciendo que falta muy, muy poquito.