domingo, 30 de noviembre de 2008

Mal entendido numantinismo

La cuestión, debate, asunto, o como se le quiera llamar, acerca de la salida de las hermanas de cualquier cofradia, como nazarenas en su anual estación de penitencia, sigue siendo elemento de conversación, si bien ha pasado del extremo de la sorpresa cuando las primeras hermandades dieron el paso definitivo de la igualdad, a la sorpresa porque haya aun cuatro o cinco que no dan su brazo a torcer.

Con todo, lo que mas me sorprende es la cerrazón de quienes siguen queriendo justificar este elemento de diferenciación entre hermanos. Es un dudoso honor figurar entre las ultimas cofradias que siguen negando el pan y la sal del habito nazarenos a sus hermanas, pero es mas dudoso el esfuerzon por querer justificarlo, con datos o comentarios ya trasnochados.

Se continua argumantando la tradición, la voluntad de los cabildos, la falta de peticion de las hermanas, y un habitual rosario de cuestiones numantinas que se pierden por si solas en el almanaque de un tiempo que nos ha tocado vivir, y donde chirria soberanamente esta barrera autoimpuesta que no se quiere dejar caer del todo.

Y en el fondo, tan solo necesitamos un poquito de normalidad.

Es que no pasa nada por que las hermanas puedan salir de nazarenas. Bueno, si que pasa. Pasa que se poner fin a una situacion que, por lo absurda y trasnochada, da hasta pereza comentar.

Miren, no hay tradicion que esgrimir, porque el devenir de los siglos nos hace mejorar en muchas cosas y esta es una de ellas. Tampoco podemos convertir el Cabildo en una excusa para que haya hermanos y hermanas de primera y segunda fila. No procede la excusa de que nadie lo ha solicitado. Es mas valiente dar el paso de permitir la igualdad de derechos entre hermanos, y luego que lo ejerza quien estime oportuno. No vale tampoco el indignante argumento de ofrecer que se hagan hermanas de otra cofradia donde puedan salir, pues la devoción, la sangre, el cariño, la fe y el amor no son de quita y pon.

En Sevilla los ejemplos de normalidad estan por decenas. De la cofradia mas numerosa hasta la mas humilde cuenta con nazarenas en sus filas. ¿Ha ocurrido alguna hecatombe? No. Nada. Tan solo la normalidad de un acto de culto externo, que se convierte en mas coherente y sincero al no haber quienes pueden hacerlo y quien no, por el solo hecho de ser mujer.

Dentro de unos años habra quien se ria cuando conozca lo largo que fue este debate. Por eso a nosotros ya nos toca pasar esa pagina definitivamente.