lunes, 3 de noviembre de 2008

¿Soy un traidor?



Las palabras del Cardenal Arzobispo de Barcelona han sido llamativas, porque, lejos de rasgarnos vestiduras, como nos gusta demasiado a los cofrades cuando alguien dice lo que no queremos o no nos gusta oir, no es mala cosa arriar los zancos y preguntarnos si el Sr. Martinez Sistach ha dado en la diana o tal vez ha errado el tiro.

Nadie puede poner en duda que somos dados a irnos por las ramas, a la exageracion, a perdernos en lo superfluo. Aqui no cabe duda de que siempre hemos de estar en guardia para no convertir esto en un "trivial pursuit". Tampoco cabe duda que la formación y el culto han de estar presentes en un adecuado trayecto de gobierno en las hermandades, y creo que ese camino esta siendo recorrido con esfuerzo por las cofradias en la ciudad.

Pero...¿soy un traidor por contar hacia atras los dias para que llegue Semana Santa? ¿por sentir una emocion y una nostalgia cuando veo mi tunica colgada? ¿por el escalofrio de una campana que tañe un Lunes Santo? ¿traiciono algo por estremecerme con los pasos montados en el templo? ¿por tragar saliva cuando los compases de una marcha mecen las bambalinas que se alejan en la noche de un miercoles santo? ¿por sonreir, programa en mano, con la tarde de jueves santo y madrugada que quedan por delante? ¿por sumergirme en la marea de fe de un misterio o un palio?

¿soy traidor por enseñarle a ponerse su tunica y llevar de la mano un Domingo de Ramos a quienes heredaran este sentimiento? ¿que traicion comete a quien resbala una lagrima cuando un paso levanta suavemente a pulso?

Somos como somos, llenos de defectos, pero entregados a una forma de vivir una fe que hemos heredado y que llevamos dentro con orgullo para seguir transmitiendola.

No somos triviales, sabemos lo que es una imagen, lo que trasnmite y lo que representa, por eso somos Iglesia. Con esa bandera, llevamos el Evangelio al exterios cada dia, y sus paginas mas bellas se escriben cada primavera.