Y tan sencillo fue todo,
Señor de caña y vinagre,
Señor de ventana y reja,
que nada puede explicarse
sino mirando su cuerpo
con huellas de vendavales,
porque el soberano Cristo
de la Salud y Buen Viaje
le pidió a la Quinta Angustia
un sacrificio muy grande:
que dejara de llorar
y a San Esteban llevarse,
repartidas por su cara,
las lágrimas de su Madre.
Hoy miro esas lágrimas del Señor de la Salud y Buen Viaje que cantara Caro Romero en su pregón del año 2000. En la prensa, y no era una inocentada porque el almanaque anunciaba el 29 de Diciembre, se nos decía que la Hermandad de San Esteban pasaba a estar regida por un comisionado, desginado en la persona de D. Jesus Creagh por nuestro Arzobispado, que ha tomado esta decisión a la vista de la irregular vida de la corporación, con enfrentamientos constantes y una convivencia interna que dista mucho de poder denominarse Hermandad.
Hoy miro esas lágrimas del Señor de la Salud y Buen Viaje, porque creo que reflejaran la tristeza de una cofradía que ha tensado la cuerda de las disidencias hasta el punto de ver intervenidos sus designios por Palacio. Ya vivimos episodios asi en Montesión, Siete Palabras o Candelaria, y siempre me queda en el aire la misma pregunta. ¿Por qué? ¿Por que motivo hay que llegar a estos extremos?
Nadie dice que la vida de hermandad sea idílica, puesto que las conforman personas, y como humanos que somos tenemor nuestras pequeñas debilidades, vanidades, arrogancias, etc. Pero cuando se entra a formar parte de una hermandad, de una cofradía, todo eso debe quedar a segundo plano y tener la altura de miras de aparcar los "egos" y pensar solo en lo que importa, en la Hermandad, en los hermanos, en los titulares, en la fe que queremos proclamar.
La intervención eclesiastica en la vida diaria de una hermandad refleja el fracaso del diálogo y el triunfo de la incomprensión y las ferias de vanidades. A cambio toca preguntarse quien ha tenido responsabilidad, quien ha eludido la suya, quien no ha hecho lo posible por no llegar a este punto, quien ha alimentado la discordia, etc,etc.
Y es que a todos los cofrades nos viene a señalar con el dedo el hecho de que una hermandad no sepa seguir por los caminos de la fraternidad. Una situación asi nos pone en la palestra de lo que no debemos hacer, de la senda que nunca se debe tomar si queremos seguir llamandonos HERMANDAD. ¿Con que autoridad moral queremos luego ser referentes de caridad, de compromiso, de entrega, si no somos capaces de entendernos entre nosotros?
La persona designada tiene el duro trabajo por delante de poner cimientos donde han quedado socavones. D. Jesús Creagh sabe de esto y tiene bagaje de sobra para asumir esta importante labor. Ojalá sea por poco tiempo y pronto la vida normal de Hermandad esté plenamente restablecida.
Queda tan solo que todos sin excepción piensen en los motivos para haber llegado hasta aquí. Y por favor, que no vuelva a ocurrir. Pongamos siempre en primer lugar a los titulares. Ellos marcaron hace mas de dos mil años el camino a seguir.
Un fuerte abrazo a todos los hermanos de San Esteban.