martes, 5 de agosto de 2008

Ocho meses

Acordarse un dia como hoy, cuando todo el calor agosteño del mundo azota estas tardes inacabables, de que solo ocho meses nos separan de la gloria del Domingo de Ramos, tiene el riesgo de que te tachen de obsesivo-compulsivo-cofradiero.


Pero un servidor carece de complejos capilliles, y esta fecha es tan buena como cualquier otra para anhelar lo que tanto soñamos.


Aun no hemos pasado el ecuador, pero nadie podra decir que la vida se pierde o diluye en las casas de hermandad o en los templos. Todo tiempo es bueno para estar cerca del Señor y su Bendita Madre.


Tambien todo tiempo es bueno para mantener intacto y despierto un sueño que llevamos tan grabado dentro que ni podemos ni queremos desconectar. Forma parte de nosotros y no nos importa seguir contando el tiempo hacia atras, aunque haga cuarenta grados a la sombra.


Siempre queda menos.