sábado, 23 de agosto de 2008

SiIencio de siempre






Los rigores de agosto hacen diferente el paseo por la ciudad. Hay otro son, un casco historico mas pausado, menos bullicioso. Un comercio a media entrada de persianas echadas, y unas calles menos transitadas y donde la acera de la sombra gana la batalla.


Alfonso XII arriba, sin embargo, tiene abiertas sus puertas a la altura de San Antonio Abad. ¿Quien puede resistirse a cruzar ese umbral del tiempo?


En el patio hay menos personas que otros dias ante San Judas. El silencio delata hasta las pisadas.


En el templo, la luz se atenua. En este espacio, da igual que sea o no agosto. Todo es como siempre ha sido. El silencio de siempre que aqui se escribe con mayusculas.


Te sientas en un banco y notas la quietud y la serenidad. Y te acaricia la conciencia de lo vivido en tantas Madrugadas.





Solo tu, con Jesus Nazareno y Maria Santisima. Sea el mes que sea, aqui se respira el silencio de siempre. Y esto es esencia misma de la fe y el sentimiento que proclamamos cada primavera, y para el que, con estas calores, contamos hacia atras los dias con una sonrisa en los sueños.