viernes, 20 de junio de 2008

Quedan pocos dias

Esta frase, que nos emociona cuando se trata de fechas primaverales, porque vemos llegar el gozo y la ilusión intima que nos estalla de alegria al ver el primer nazareno, se convierte en este mes de junio en resoplido de alivio al confirmar que en menos de una semana habrán terminado estos juegos olimpicos de la vanidad que son las elecciones del Consejo de Cofradias.
Se han hecho eternamente largos estos meses de dimes y diretes, y hemos podido asistir al proceso habitual de escaparatismo, poniendo de manifiesto el lado más debil de los cofrades, el de la aspiración, el del dialogo enrevesado, el de estirar los cuellos hasta el infinito, y el de las entrañas oxidadas de una maquinaria que necesita una ITV urgente para dejar de ofrecer este serial aburrido y que presenta al exterior una imagen presuntuosa y poco acorde con el fin perseguido.
No se trata de hacer apología facil de la no-ostentación del cargo. Las instituciones son valiosas en tanto en cuanto sean ocupadas por quienes tienen la cabeza fria y los pies calientes para servir a aquello que nos mueve de verdad, desde el corazón y la experiencia cofradiera. Pero a veces tiendes a preguntarte si somos capaces de caminar en pos de un proyecto sin puñaladas traperas, sin nombres que van y vienen, y sin ansias de poder.
La eleccion de Delegados se ha parecido a unas insufribles primarias de candidato norteamericano, evidenciando un desfase y unas formas raras de componer un colectivo cohesionado.
La semana que viene terminara la "etapa reina" y habrá un nombre sobre la mesa, al que le queda mucho trabajo para el Consejo pueda ser y parecerse a una institución digna del tiempo que vivimos.
Mi enhorabuena a D. Manuel Román, que finaliza una etapa de absoluta entrega sin protagonismos. Una integridad en vias de extinción, sin duda.
Suerte a quien le suceda. Y a trabajar.