lunes, 26 de marzo de 2007

Enhorabuena D. Enrique

Hablar del pregón puede ser facil o puede ser dificil. Puede ser facil cayendo en la retahila de comparaciones odiosas, de recurso sencillo de añoranza de otras voces, otras cualidades literarias, etc, etc. Puede ser dificil si pretendemos hacer un analisis objetivo y diseccionar mil y un detalles que concurren en el pregonero y en el texto.

Las circunstancias que concurrieron en la designacion del Sr. Esquivias hacen mas meritorio el esfuerzo realizado, que, entiendo ha pasado con holgura el "trance". Ha sido coherente con su forma de ser y de exponer, sin recurrir por fuerza al verso, porque también la prosa puede tener la fuerza de la emoción. Ha resaltado pasajes bellisimos, ha sido valiente en la defensa de nuestra forma de ser, de pensar, de manifestarnos y de sentir cristianamente en un tiempo en que el laicismo pretende colocarnos "a contramano".
D. Enrique se volcó con su Señor, y con nuestra Madre de la Esperanza. Se le vio tranquilo, convencido, sereno y emocionado. A veces incluso "sobrado" para introducir comentarios en ciertos apartados del pregón.
¿Literariamente brillante? No lo se. No soy quien para juzgar tal extremo. Pero entiendo que quien se toma muchas veces la ligereza de hablar de calidades literarias y de decir que es y que no es un pregón, también debe añadir que un pregón no es un premio literario de artes escritas. El pregón llama a la emoción y al anuncio de lo que llega. Y no esta de más mover las conciencias.
Cada año una voz nos anuncia lo mas grande que de llegar. Mi hermano mayor lo hizo en la mañana de ayer con plena sevillanía, con estilo de Plaza de San Lorenzo, Madrugada Eterna, y convicciones de quien ha aprendido de esto desde la cuna y echando los dientes en su hermandad.
Gracias D. Enrique. Gracias hermano. Que el Señor le bendiga. Buena Semana Santa.