sábado, 7 de noviembre de 2009

Un dia de noviembre

Un dia de primeros de noviembre me has hecho mas mayor, a la par que mas orgulloso e inmensamente feliz, pequeña.



Has querido llegar, incluso haciendote rogar, una vez doblado el cabo de los Santos. A esta hora duermes, y veo junto a tu madre esas manitas sobre tus mejillas, y comprendo que la llave de la felicidad la traen nuestros hijos como signo de continuidad.



Aun no lo sabes, pero te aguarda la herencia de una fe y una forma de vivirla que, aunque me gustaria, no puedo ni se explicartela. Solo espero saber llevarte de la mano, como tambien llevo a tu hermana, por esos vericuetos de la verdad de Sevilla, para que aprendas a decir el nombre de Dios y de la Virgen como en esta ciudad se saben decir, defender y creer.



Espero, con mas impetu si cabe, que una nueva primavera llene de luz tu cuna. Habra una medalla en ella, y querre verte jugetear con ella. Tiempo habra de que la lleves al cuello en los dias grandes. Temblaremos juntos de emocion cuando nos bese la calidez y la inmensidad de un Domingo de Ramos.



Hoy mis oraciones van de San Lorenzo a San Jacinto, pasando por San Andres. Todo nuestro cielo hoy lo quiero para ti, mi pequeña. Que te acune un compas de bambalinas, para que sueñes con toda la vida que tenemos que vivir juntos, que como ya sabras, en nuestra famila la vida se cuenta, mas que por años, por Semanas Santas.



Bienvenida pequeña. En el cielo aun brilla mas una Estrella.