viernes, 14 de diciembre de 2007

Antes de verte, Esperanza

A ti. CR.
A Dios no le sienta mal
Saberte la Preferida
Sevillana Concebida sin Pecado Original


Esto le dijo el poeta Rafael Montesinos a María Inmaculada. Aun no lo has podido leer, eres muy pequeña. Todo se andará. El sábado pasado fue tu santo. Hay dias y dias, y el de la Festividad de la Pureza es de privilegio.

Creo que ya empiezas a darte cuenta de lo maravillosa que esta Sevilla en dias asi. Lo veo en tus ojos abiertos mirando, descubriendo, asombrandose.

Pero dejame decirte que la próxima semana Sevilla vuelve a ponerse prciosa, porque va a llenarse de Esperanza.

Mira lo que dijo un pregonero, alla por los años 90

Después de verte, Esperanza,
todo es posible en la tierra;
que el sol se abrase en tu rostro,
que la luna se estremezca
al ver temblar tus mejillas
cuando lloran las estrellas.
Que el azahar se haga rocío,
y el invierno primavera,
y los almendros en mayo
entre tus manos florezcan
mientras cuelgan golondrinas
rosales por las veletas.
Después de verte, Esperanza,
todo es posible en la tierra;
que se disuelvan contigo
mis llantos y mis tristezas,
y todo el dolor del mundo
en tu divina presencia,
y que la muerte se aleje
y para siempre amanezca
nuestra pascua repicando
la Giralda y las estrellas.
Después de verte, Esperanaza,
en tu hermosura perfecta,
Madre de Dios,uno y trino,
todo es posible en la tierra.
Todo menos otro rostro,
y otro perfil de azucena,
y otro candor en los ojos,
y otra angélica pureza,
otro profundo misterio,
una criatura que tenga
la belleza tan sencilla
que Dios quiso que tuviera
la Reina de su Esperanza
en los cielos y en la tierra.


Se lo dedicó a la Esperanza de la Trinidad, pero creo que nos vale como piropo a todas las Esperanzas de Sevilla que van pisar suelo hispalense por todos los rincones de la ciudad.

Vente entonces conmigo, y sigue descubriendo tierras de belleza por Triana, en esa perpendicular de la niñas bonitas que cruza San Jacinto desde Pureza hasta Castilla. O para mirar a la Madre de Dios a los ojos junto a las murallas macarenas. Y seguir esa ruta conocida por la Ronda para visitar, como si fueran de la familia, a la Reina de la Trinidad y a la que llora a compas de su cera por San Roque. Deja un ratito para perderte por las calles céntricas de San Martín, y por ultimo déjate deslumbrar por el Sol del Plantinar.

Pequeña, algún día tu serás quien me lleve a mi, pero en estas vísperas de Navidad te tomo en brazos para que te acerques conmigo a la verdadera Esperanza, la que anuncia el inminente alumbramiento de nuestra fe. Cuantas angustias se convierten en Esperanza en cada beso que esas manos reciben por toda la ciudad.

Salve, Esperanza Nuestra.