Leer hoy en la prensa las desafortunadas declaraciones del concejal sevillano, a la sazón delegado de movilidad (?) producen esa mezcla extraña de sensaciones que terminan con la resignación habitual, que volverá a trocarse en indignación cuando veamos, a la primera de cambio, a los capitulares estirarse para salir en la foto de cualquier acto, culto o intervención cofradiera.
¿Tenemos lo que nos merecemos? Tal vez si o tal vez no, pero ya cansa seguir escuchando alusiones menospreciativas en quienes se llenan la boca con la tolerancia y el progreso. Desde la politica se ha convertido en algo demasiado facil el emplear la desconsideración. Y la tendencia es utilizar a las cofradías tanto para enaltecerse como para criticar.
La Sevilla de la “pandereta y del capirote”que por lo visto esta mortecina, le molesta mucho al señor concejal. De modo que nada de opinar sobre peatonalizaciones que se nos enfada.
Eso si, cuando lleguen los piropos con la “boca chica” referidos a vertebración de la ciudad, y a fuente de ingresos, de turismo, o de ayuda a los necesitados, habrá que ponerlos en solfa, porque esta claro que mientras menos te pueden ver, mas fuerte te pegan los abrazos.
